En memoria de
Hideko Suzuki

La ceremonia no asistida… la esperanza compartida.

En memoria de mi Obaachan

Querido Dios:
Escribo este poema que en sí sólo anhela,
colocar en tus manos como hermosa diadema,
mi sincera gratitud, mi humilde oración,
por esa abuela que en mi vida, fue de gran bendición.

Querido Dios:
Recuerdo muy bien a su lado caminar,
por parques andar y juntas jugar.
No, no me olvidaré jamás de su cariño,
ni del tiempo que con amor pasó conmigo.

Querido Dios:
Mi alma anhela volver a sus brazos,
jugar en sus piernas, y acurrucarme en sus abrazos.
¡Qué bellos recuerdos! ¡los mejores de mi vida!
Incomparable felicidad a su lado fueron, ¡inolvidables días!

Mas todo lo escrito, mas todo lo dicho,
son solo memorias, las cuales medito,
pues ahora, mi querida abuela,
descansa en sueño profundo, sin que nada le duela.

Y los que la conocieron y convivieron con ella,
¡no la recuerden solo como una historia bella!
Que el descanso de mi abuela sea una motivación,
¡para buscarte a ti, oh Dios, de todo corazón!

¡Y al fin, querido Dios!
Cuánto te agradezco por darme la bendición,
y la dicha esperanza de la resurrección,
cuando a mi abuela otra vez veré,
y junto a su lado ¡contigo eternamente moraré!

Agradezco a Dios y a mi mamá por haberme ayudado a componer este poema.

Nasaya Acuña Vargas

«El siguiente canto está basado en una promesa de la Biblia encontrada en 1 Tesalonicenses 4: 13-18, el cual realicé con mucho cariño especialmente para mi abuelo. Y para esta ocasión, mis hermanos Ántoni y Danaya decidieron cantar para compartirlo con ustedes, con el solo propósito de que al escuchar la letra puedan ser inspirados a buscar a Dios y creer en Él, afirmándose de la bendita esperanza que tenemos de que los muertos solo duermen, y que cuando el Señor Jesús regrese muy pronto a buscarnos, nuestros seres amados en Cristo resucitarán primero, y junto a ellos recibiremos al Señor.»

Gloriosa mañana

por Nasaya (producción, arreglo musical y traducción). | Danaya, Ántoni y Nasaya (voces).

Inolvidables…

Recuerdos

Gracias damos a Dios primeramente, y a todos los que colaboraron enviándonos fotos para que estos recuerdos no se queden en el olvido, sino más bien, nos motiven y animen a seguir viviendo por un mañana glorioso, donde «enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron» (Apocalipsis 21:4).

¿Quién fue Hideko Suzuki?

Por Mayumi

Para los que no tuvieron la oportunidad y privilegio de conocer a mi mamá, quisiera contar, de manera resumida, un poco acerca de su vida.

Ella nació de padres japoneses en La Colmena, Paraguay. Estudió enfermería en la Universidad Adventista del Plata, Argentina. Trabajó como enfermera en el Sanatorio Adventista de Asunción, donde providencialmente conoció a mi papá. Se casaron, tuvieron 2 hijos, y luego aceptaron el llamado de trabajar en el Sanatorio Adventista de Hohenau, departamento de Itapúa. Como profesional, muchos son los testigos que declaran el excelente trabajo que realizó ella en el Sanatorio, pues siempre demostró responsabilidad, rapidez, eficacia, pero más que eso, demostró bondad, cuya cualidad le caracterizaba.

La recuerdo con su uniforme blanco yendo a trabajar, no importa si fuese de día o de noche. Las compañeras la apreciaban por su dulzura y su voz suave. Fue una mujer muy trabajadora, muy fuerte, muy perseverante y valiente.

Como madre, fue exigente. Pero esa exigencia demostraba su mejor anhelo para con sus hijos. Nos disciplianaba, a mi hermano mayor y a mi, cuando no hacíamos bien las cosas, pero nos recompensaba con premios, cuando nos portábamos bien y obteníamos buenas calificaciones en la escuela. Siempre trató de motivarnos a estudiar y a hacer las cosas bien. También nos enseñó a trabajar, ya que tanto mi hermano como yo, teníamos nuestras responsabilidades y trabajos designados en la casa. Creo que fue una madre muy organizada para hacer tantas cosas a la vez.

Pasados los años, mis padres decidieron viajar a Japón, y desde entonces se establecieron en la ciudad de Sano, prefectura de Tochigi. Por diversos motivos, mi mamá no continuó ejerciendo como enfermera, mas trabajó en una fábrica junto a mi papá. Sin importarle el cambio de trabajo, decidió seguir haciendo todo de manera excelente. Toda persona que la conoció en Japón, sabe que ella siempre hacía el trabajo rápido, pero perfecto. No creo que alguien pudiera quejarse de su trabajo, al contrario, se decía que ella trabajaba más que los mismos hombres que estaban en su sección.

Llegando a la casa, siempre cocinaba. Nunca faltó alimento, todo lo preparaba. Recuerdo aún la velocidad que ella tenía para cortar las verduras. Yo siempre la admiré por la agilidad para hacer cualquier cosa. Indudablemente fue una excelente trabajadora.

Como esposa, ¡creo que fue una de las mejores que yo haya conocido! Eso lo sabe mi papá. Fue una mujer «fiel hasta la muerte». Cabe mencionar también que en todos los eventos y actividades que realizaba mi papá, allí estaba ella apoyando con la organización, preparando comida, limpiando, recibiendo visitas, haciendo traducciones, etc. Pero hay algo que no me puedo olvidar, pues después de cada evento o campeonato, mi mamá era la última en dejar el local, y siempre recogía basuras y latas que la gente dejaba. Cantidades de bolsas de basura llevaba ella al pequeño apartamento donde antes vivíamos, y lo dejaba ahí hasta que llegara el día designado para tirarlas. Eso lo hizo siempre, para apoyar a mi papá en cada evento de manera «silenciosa», ella no publicaba a nadie nada, solo lo hacía. Creo que fue una mujer que demostró su amor y apoyo con «hechos» y no solo con meras palabras.

La vida de mi mamá y su «ejemplo», me enseñaron lo que yo no aprendería nunca en ninguna universidad, ni con ningún posgrado o título. Con su vida, ella me enseñó lo que es ser «madre y esposa». Con su vida, ella me enseñó a perseverar, luchar y seguir adelante. Con su vida, ella me enseñó lo que es realmente amar, en las buenas y en las malas, sin importar las circunstancias. Con su ejemplo me enseño en qué consiste el matrimonio, un compromiso ante Dios, una promesa realizada de estar juntos aunque todo vaya mal. Y con el poco conocimiento que ella tenía de Dios, aún así, me motivó a orar. Me recordó de que debía orar todos los días, y compró un franelógrafo con la figura de un gran ángel orando, que lo había puesto en la cabecera de mi cama cuando yo era niña.

Justo al momento de jubilarse, creo que inició su enfermedad. Sin sospechar nada aun, fue en esa época cuando ella decidió iniciar varios cambios en su alimentación. Fue en esa etapa cuando, gracias a Dios, yo pude estar más cerca de ella, y compartía con ella todo lo que yo iba aprendiendo relacionado con la alimentación, la causa de las enfermedades, tratamientos naturales, etc. Luego, al descubrir su enfermedad, Dios nos dio la oportunidad, a mí y a mi familia, de mudarnos y vivir en la misma ciudad, para apoyarla y cuidarla en lo que nos fuera posible. En esa etapa de su vida, mientras convivíamos con ella, fuimos testigos de que ella tuvo su encuentro personal con Dios. No es fácil confiar en Dios cuando las cosas no van bien, pero ella comenzó a estudiar la Biblia con nosotros, comenzó a cantar coritos para alabar a Dios, comenzó a orar ella misma, y yo la escuchaba cuando oraba con tanto fervor, inclusive oraba pidiendo perdón, y también agradecía por las bendiciones que Dios le había dado de tener una familia, agradecía por la naturaleza y las cosas creadas por Dios. Esos fueron los recuerdos más lindos que tengo de ella, después que se detectó su enfermedad.

Por otro lado, la reacción que tuvo mi papá al enterarse de la enfermedad de mi mamá, fue una afirmación de amor hacia ella, pues mostró calma y decidió con firmeza, cuidarla pase lo que pase. La promesa que se hace en el altar matrimonial es ante Dios, y una vez más, mi papá fue un ejemplo, no solo para los hijos, sino también para los nietos, de la decisión y responsabilidad que hay que tomar al contraer un matrimonio.

Con el tiempo, mi familia y yo tuvimos que salir del país y la enfermedad de mi mamá fue progresando, llegando finalmente a la etapa más crítica. Gracias a Dios, mi papá y mi hermano (junto con su familia), fueron el apoyo más grande que ella pudo haber recibido en esos momentos. ¡Qué bendición es contar con una familia así! Es en los momentos más difíciles cuando descubrimos quiénes son realmente nuestra familia y amigos. Cuán agradecida estoy a los parientes y a los pocos amigos que, a pesar de la enfermedad de mi mamá, estuvieron a su lado.

Doy infinitas gracias a nuestro querido Padre Celestial, porque mi mamá llegó al final de su vida junto a mi papá. ¡Qué bendición! Los dos estuvieron juntos desde el inicio de este recorrido hasta el final.

¿Será que la historia de mi mamá se acabó aquí?

No, rotúndamente ¡no! En el libro de Apocalipsis, en el capítulo 14 y versículo 13 encontramos lo siguiente: «Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, porque descansan de sus trabajos; pero sus obras con ellos continúan».

De la misma manera, el ejemplo de mi mamá, su trabajo, su vida entera e inclusive su enfermedad, fueron como una semilla que fue enterrada para luego reproducir en nosotros frutos de:

1. UNIDAD: ¡la unidad de la familia! La vida y enfermedad de mi mamá sirvió para unirnos más, pensar más en el prójimo. Unidad entre esposos, unidad entre padres e hijos, y entre hermanos. A pesar de la distancia de vivir en otro país y de yo no haber podido asistir al velorio de mi mamá, sentí unidad. Mi hermano y su familia estuvieron apoyando a mi papá en todas las cosas, informándome de todo, haciéndome presente virtualmente durante el velorio. El apoyo y el cariño de mi hermano y su familia fue tan grande e importante, que no sé qué hubiera hecho sin ellos. No puedo dejar de mencionar que también trajo unidad y comunicación con familiares lejanos. El mensaje y cariño recibido de parte de ellos fue también de mucho apoyo.

2. ESPERANZA: mi corazón goza de esperanza y paz, porque sé que ella, mientras tenía conciencia, buscó a Dios y creyó en Él. En la Palabra de Dios encontramos en la primera carta a los Tesalonicenses, en el capítulo 4, y en los versículos 13 al 18 lo siguiente: «Mas no quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Él a los que durmieron en Jesús. Por lo cual os decimos esto por palabra del Señor; que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivamos, los que hayamos quedado, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor».

3. MOTIVACIÓN: el descanso de mi mamá produjo en muchos de nosotros motivación para seguir adelante, ser mejores cada día, y por sobre todo, buscar a Dios con todo nuestro corazón. Si queremos volver a ver a nuestros seres queridos en el día de la resurrección y morar con Jesús por la eternidad junto a ellos, en la Biblia, que es la Palabra de Dios, encontramos la respuesta. Jesús dijo: «Yo soy el camino, y la verdad y la vida…» (Juan 14:6). El estudiar su Palabra cada día nos hace mejores, pues aprendemos valores, principios, nos revela nuestros pecados, nos muestra nuestra condición, nos hace ser más humildes, nos motiva a ayudar a otros, y nos revela la única salida para vivir mejor, con felicidad y esperanza en medio de este mundo lleno de dolor (que pronto se acabará). El estudiar la Palabra de Dios cada día, le da todo el «sentido» a nuestra vida, nos llena, nos da la seguridad de que no estamos solos, y de que Dios puede resolver esos problemas imposibles de nuestra vida. Para mí, la Palabra de Dios es todo, es mi alimento espiritual, y eso me motiva a ¡vivir con alegría y esperanza cada día!

 

En estos días de dificultades y de crisis como la que tenemos, debemos poner nuestros ojos en el Señor Jesús, «puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe» (Hebreos 12:2). Y si tenemos familiares enfermos, debemos ponerlos en las manos de Jesús. Y sea que vivan o que mueran, que sean de Jesús, «porque los que viven saben que han de morir, pero los muertos nada saben» (Eclesiastés 9:5). Y cuando Cristo venga, «los muertos en Cristo resucitarán primero» (1 Tesalonicenses 4:16). Una persona que fallece en la fe de Jesús, no es una persona que fue derrotada, es una persona que obtuvo la victoria, victoria para la eternidad y por la eternidad. El problema no es la muerte, el problema es perder la salvación. Porque si tú vives y aceptas y crees en Cristo Jesús, tienes salvación y vida eterna. Y si tú mueres, habiendo entregado tu vida y corazón a Jesús, tienes las seguridad y la garantía de la salvación. Y cuando Él venga te levantará otra vez. Por eso es que necesitamos fortalecer la fe en Cristo Jesús y estudiar y comprender Su Palabra.

Por ti he decidido escribir y compartir la vida de mi mamá, querido amigo/a, familiar o quien sea que esté leyendo esto. Voy a estar orando todos los días para que la muerte de mi mamá, a través de su testimonio y lo que produjo en nosotros, pueda servirte de evidencia de que Dios existe, obra milagros en los corazónes de las personas y ahora… te está buscando a ti. La muerte de mi mamá no fue en vano, y Dios la usará para producir muchos «frutos» que son las almas que serán motivadas a buscar a Dios y unirse en la espera de su retorno.

Te desafío a que hagas la prueba. Toma tu Biblia con oración. Pídele a Dios que Él te muestre su voluntad para tu vida, y haz de la Palabra de Dios tu alimento diario. Dios te quiere utilizar para que lleves esperanza y salvación a otros, que quizás sean sus últimos días de vida. Estoy segura que si te entregas, Él obrará maravillas en tu vida y en la de otros, de la misma manera que lo está haciendo con la mía.

Dios te dice hoy:

«Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y difíciles que tú no conoces» (Jeremías 33:3).

 

Con cariño sincero,

Mayumi

 

 

Verdades bíblicas

¿Qué es la vida?

 ¿Por quién vino la vida?
Dios es el autor de la vida: «Creó Dios al hombre… hombre y mujer los creó» (Génesis 1:27).

¿Qué proceso siguió Dios para darnos la vida?
Asoció la materia con el soplo de la vida: «Dios el Eterno modeló al hombre del polvo de la tierra. Sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre llegó a ser un ser viviente» (Génesis 2:27).

¿Qué es la muerte?

¿Cómo entró la muerte?
Por medio del pecado: «El pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte. Así la muerte pasó a todos los hombres, pues todos pecaron» (Romanos 5:12).

¿Cuál es el proceso de la muerte?
El inverso al de la vida: El polvo vuelve a la tierra de donde vino, y el aliento de vida vuelve a Dios que lo dio (Eclesiastés 12:7).

¿Cuál es la verdadera condición de los muertos?
  • Se acaba su existencia: «Les quitas el aliento, dejan de ser, y vuelven al polvo» (Salmo 104:29).
  • La persona desaparece: «Los vivos saben que han de morir, pero los muertos nada saben… su amor, su odio y su envidia perecieron ya, y nunca más participan en nada de lo que se hace bajo el sol» (Eclesiastés 9:5,6).
  • No tienen vida consiciente: «Sale su aliento, vuelven a la tierra. En ese mismo día perecen sus pensamientos» (Salmo 146:4).
  • El muerto queda en el sepulcro. No va al cielo ni a ningún otro lugar, y allí permanece inconsciente: «David murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta hoy… Porque David no subió al cielo» (Hechos 2:29,34).
¿Podemos comunicarnos con los muertos?

Siendo que los muertos están inconscientes, cualquier pretendida comunicación con ellos es un engaño. Satanás tiene el poder de hacer «señales y milagros mentirosos» (2 Tesalonicenses 2:9).

Por eso Dios prohibe terminantemente cualquier intento de hablar con los muertos: «No haya en ti… quien practique adivinación, astrología, hechicería o magia; ni quien sea adivino, ni médium, ni espiritista, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación al Señor cualquiera que haga estas cosas» (Deuteronomio 18:10-12).

¿Con qué se compara la muerte?

La Biblia compara la muerte con el sueño. Jesús mismo se expresó así: «Nuestro amigo Lázaro se ha dormido… Pero esto decía Jesús de la muerte de Lázaro» (Juan 11:11,13).

Así como despúes de un arduo día de trabajo, sobreviene una noche de sueño reparador, así después de una vida repleta de problemas y satisfacciones, Dios permite el tranquilo sueño de la muerte.

¿Qué segura esperanza aguarda al cristiano después de la muerte?

La resurrección de los justos: «El mismo Señor descenderá del cielo con aclamación… y los muertos en Cristo resucitarán primero… Por tanto, alentaos unos a otros con estas palabras» (1 Tesalonicenses 4:16,18).

¿Qué milagro ocurrirá en la resurrección de los justos?

Una total transformación: «Todos seremos transformados. En un instante… se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados» (1 Corintios 15:51-53).

¿Qué sucederá despúes?

La muerte y los impíos serán destruidos: «El último enemigo que será destruido es la muerte» (1 Corintios 15:26).

Entonces Dios conferirá al hombre el precioso don de la inmortalidad: «Porque es necesario que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad… Entonces se cumplirá la palabra escrita: Sorbida es la muerte con victoria» (1 Corintios 15:54).

Si quieres leer un libro que cambiará tu vida por completo y te dará respuestas a tus muchas preguntas…
descárgalo aquí